Un estudio realizado por la ONG Defendamos Buenos Aires reveló que durante la pandemia 900 carnicerías de barrio quebraron en la zona del AMBA, 550 en Capital Federal y 350 en el Conurbano. El estudio no mencionó a Berazategui como una de las zonas más afectadas, en comparación a otras localidades como Quilmes, Lomas de Zamora o Avellaneda.
Sin embargo, la situación económica golpeó a algunos de estos comercios hasta derivar en el cierre de pequeñas carnicerías de barrio, principalmente en las zonas más humildes del distrito. Asimismo, otras optaron por disminuir la variedad de su mercadería u optaron por transformarse en granjas o verdulerías.
«Hace 53 años que soy comerciante y el trabajo no es como antes, el consumo se redujo. Hay ciertos cortes, como el asado, que mermó en los últimos tiempos por el costo y la pandemia, que impidió las reuniones sociales», explicó Franco Albanese, titular de «Carnicería Franco».
«En mi caso, tengo clientes fijos que siempre nos compran y algunos que son de los barrios privados que hacen buenas compras, lo cual me permite poder seguir; pero conozco carnicerías que cerraron, principalmente las que recién empiezan, están tres o cuatro meses y se van, no pueden soportar los gastos. Por ejemplo, mi sobrino tiene un negocio igual al mío, pero en el Barrio San Juan, y la lucha todos los días, le cuesta la venta», contó.
«Sé por el matarife que somos menos carnicerías que otros años y las que están sobreviviendo a la crisis son las que están vigentes hace años», manifestó
También Cristian Vega, dueño de «Viande”, dijo: «La gente no tiene plata y debe restringir sus compras», y agregó: «Lo veo todos los días en mi negocio, antes en horas previas al mediodía el local estaba lleno; hoy se ve casi vacío».
Además, el comerciante mencionó que el precio de la carne está «por las nubes». «A los vecinos no les alcanza, cualquier kilo de carne cuesta entre 800 y 900 pesos, y es un importe que pesa en el bolsillo».
«La gente empezó a restringir la compra, teníamos clientes que venían todos los días y ahora ingresan al negocio una o dos veces por semana», especificó.
En esta línea, Vega comentó: «La realidad es que la situación para las carnicerías es complicada, si no brindás ofertas no vendes nada. Preferís achicar las ganancias que no tener nada».
«Si bien mantenemos todos los cortes, hemos disminuido las compras para adaptarnos a la situación, traigo lo que se demanda», detalló. «Realizo estadísticas y gráficos mes a mes, y en junio perdimos entre 50 y 60 kilos por día», añadió.
«Este año es peor que 2020, cada mes se complica más, las bajas ventas se sienten mucho. Además, perdimos clientes que eran de las escuelas: la panadería de la esquina y el kiosco del colegio vendían sándwiches de milanesas y nos compraban la materia prima de carne a nosotros. Asimismo, los padres compraban a los chicos. Ahora todos estos negocios se perdieron por la pandemia y por la disminución del poder adquisitivo en la población».
El comerciante relató que está sobreviviendo porque “tiene clientes fijos”, además vende otros productos de los rubros de fiambrería, vinoteca y granja.
Por otro lado, afirmó que en «la zona céntrica de la avenida Mitre abrieron varias carnicerías, producto de que varios comerciantes se volcaron a vender alimentos, porque es el único sector que en la pandemia no sufrió las restricciones», pero aclaró que en todas «ingresan pocos clientes por día».
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