El Gobierno nacional introdujo recientemente cambios en la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable (Nº 27.642), conocida como la «Ley de Etiquetado Frontal». A partir de la Disposición 11362/2024, publicada en el Boletín Oficial el 26 de diciembre de 2024, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) estableció una serie de modificaciones a la normativa vigente.
Uno de los cambios es la creación del «Sistema de Declaración de Sellos y Advertencias Nutricionales», parte del Sistema de Información Federal para la Gestión del Control de los Alimentos. Este sistema introduce una calculadora de sellos que evalúa la presencia de nutrientes críticos como grasas, azúcares, sodio y calorías, pero con un nuevo criterio: los sellos negros solo advertirán sobre ingredientes agregados durante el proceso de producción y no sobre aquellos inherentes al alimento.
Como resultado de esta reforma, varios productos ya no tendrán advertencias sobre su contenido de grasas, azúcares o sodio. La medida busca optimizar la información brindada a los consumidores, enfocándose en nutrientes adicionados y ofreciendo mayor flexibilidad en el etiquetado. Entre los alimentos que tendrán esa modificación se encuentran:
- Quesos: conservarán el sello por exceso de sodio, pero perderán advertencias sobre grasas.
- Yogures: ya no llevarán sello de sodio y podrán resaltar nutrientes adicionados como el calcio.
- Mermeladas: no contarán con advertencias sobre azúcar, ya que proviene naturalmente de la fruta.
- Aceitunas: sólo mantendrán el sello de sodio, ya que las grasas son parte natural del alimento.
- Jugos de frutas: aquellos que contengan azúcar para conservación serán eximidos del sello negro.
- Jamón: si no contiene grasa agregada, solo llevará advertencias sobre sodio.
- Barritas de frutos secos: perderán sellos si no contienen aceites o grasas añadidas.
Los cambios comenzarán a observarse entre finales de febrero y principios de abril, a medida que se agoten los envases con las etiquetas actuales. Mientras tanto, las empresas fabricantes trabajan en la adecuación de sus productos a la nueva normativa, ajustando los cálculos nutricionales.
Este nuevo criterio en el etiquetado frontal generó varias opiniones en el sector alimenticio y entre los consumidores. Si bien se destaca la intención de ofrecer una información más precisa, también surgen inquietudes sobre la posible confusión en la interpretación de los nuevos rótulos. A medida que avance la implementación, se podrá evaluar el impacto real de esta modificación en los hábitos de consumo y en la transparencia de la información nutricional.
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