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Ardillas: No son como en los cuentos | lapalabradeberazategui.com.ar

Es que este animalito originario de Asia, que parece sumamente amigable, puede provocar muchísimos problemas, según lo informaron el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS) así como profesionales veterinarios, que advirtieron sobre la rápida expansión de este roedor en muchos municipios del interior del país y del conurbano bonaerense.

Pidieron principalmente que no se lo alimente y no se lo traslade, ya que no es una mascota y puede transmitir parásitos y enfermedades graves como la leptospirosis. Por eso, según los especialistas, es necesario que ni siquiera se las toque y que, sobre todo, eviten el contacto con sus heces y orina. «Hay que tomar con ellas las mismas precauciones que con una rata», expresaron.

Esta especie es originaria del sudeste asiático. Arribó a nuestro país hace 50 años y rápidamente, por su fácil reproducción, comenzó a amenazar la biodiversidad local, la producción e incluso los servicios.

Por lo que se sabe las trajo un empresario belga que residía en Jauregui (Luján), no eran más de cinco ardillas que las tenía en jaulas, pero se escaparon y comenzaron a proliferarse, y se expandieron por muchos lugares, donde encontraron comida y lugares para sobrevivir. Su dieta se basa en el consumo de semillas, cítricos, nueces, duraznos, higos, manzanas y peras, por ejemplo. Otro de los problemas es que desplazó a especies nativas.

«Es un roedor y por eso necesita utilizar sus dientes, muerde todo lo que esté a su alcance, como los cables, afectando las comunicaciones. También afecta la corteza de los árboles, cuyo efecto secundario es que estas especies se sequen o se infecten con hongos, disminuyendo drásticamente la producción forestal. Además, destruye las plantaciones y roen mangueras y todo lo que esté a su alcance», indicaron desde la OPDS.

Su presencia se detectó en Berazategui, La Plata, Arrecifes, Salto, San Miguel, San Antonio de Areco, Moreno, Lobos, Claromecó, San Pedro, y en parques de la ciudad de Buenos Aires, con poblaciones ya establecidas en el Jardín Botánico de Palermo y el predio de la ex Esma. También en Córdoba, Mendoza y  Santa Fé. Todos los años se detectan nuevos lugares donde esta ardilla se ha establecido. En Escobar, por ejemplo, su presencia es más  que preocupante, ya que ha invadido la Reserva Natural Otamendi y el Delta del Rio Paraná. La idea es que no lleguen a colonizar el lugar. Cuando son pocas el problema no pasa a mayores, pero cuando su número crece los perjuicios son más visibles y es más compleja su erradicación. Otro de los inconvenientes es que se adaptan muy bien a la zonas urbanas.

Lo que las autoridades proponen es evitar su propagación, comercialización y tenencia. La idea es que este roedor en estado silvestre no encuentre condiciones adecuadas para sobrevivir.

Los veterinarios admiten que estas ardillas exóticas causan impactos negativos sobre la naturaleza, afectando a las especies vegetales y contagiando parásitos y otras enfermedades más graves. «Es necesario que se entienda que no es un animal de compañía, no es una mascota, ni un adorno y que hay que frenar su expansión para proteger la biodiversidad. Eso está en manos de todos».

Vale destacar que si alguien ve una ardilla libre o en cautiverio tiene que avisar de inmediato al municipio o al 0800-222-1362.

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