Aunque estos fármacos son ampliamente disponibles, su uso incorrecto puede causar complicaciones digestivas, renales y cardiovasculares. De hecho, la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) advirtió que cuatro de cada diez personas que toman ese tipo de fármacos, pueden tener lesiones digestivas.
Úlceras pépticas y gastritis, son algunos de los daños más comunes que se generan en el tracto gastrointestinal. Estos medicamentos pueden dañar la mucosa intestinal, provocando sangrados o perforaciones, particularmente en personas mayores o aquellas que los consumen a largo plazo. Además, hasta el 50% de los usuarios de AINEs reportan síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, náuseas y distensión.
Más allá de los efectos digestivos, el uso excesivo de estos medicamentos puede afectar también a otros órganos. Se ha demostrado que los AINEs agravan problemas renales y cardíacos, particularmente en personas con condiciones preexistentes, como insuficiencia renal o insuficiencia cardíaca. Además, la alteración de la microbiota intestinal provocada por estos fármacos puede empeorar enfermedades crónicas, como la artritis, al promover un desequilibrio en las bacterias intestinales.
Si bien los AINEs pueden ser útiles para tratar dolores temporales o inflamación, su uso irresponsable pone en riesgo la salud. Es fundamental que las personas consulten con un profesional de la salud antes de usarlos de manera prolongada o en combinación con otros medicamentos, como antihipertensivos o anticoagulantes.
Hacé tu comentario