Estudios recientes y datos nacionales advierten sobre un aumento sostenido de casos de ACV entre adultos jóvenes, incluso desde los 18 años, especialmente en mujeres, lo que enciende las alarmas a nivel mundial y en la región.

En Argentina, se estima que se produce un ACV cada cuatro minutos, y según especialistas, cerca del 15% de los casos se registran en personas de entre 18 y 55 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ubica como la segunda causa de muerte a nivel global, y la primera en cuanto a discapacidad de origen neurológico.

Un informe reciente de The Lancet Regional Health señala que si bien las tasas ajustadas por edad de ACV disminuyeron entre 1990 y 2021, en la última década se detecta un cambio preocupante: la incidencia está aumentando entre los más jóvenes y la reducción de la mortalidad se desaceleró.

Especialistas mencionan como claves el control de la presión arterial, evitar el tabaquismo, llevar una dieta saludable y realizar actividad física de forma regular.

Entre los síntomas más comunes del ACV se encuentran dolor de cabeza intenso, vértigo, debilidad en una parte del cuerpo, confusión, dificultad para hablar o ver y pérdida del equilibrio. Aunque pueden aparecer de forma súbita, en algunos casos hay signos de advertencia que permiten actuar a tiempo.

Según la Fundación Favaloro, también es fundamental realizar chequeos médicos periódicos, especialmente si se padecen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o colesterol alto. La detección temprana de arritmias, como la fibrilación auricular, también puede reducir considerablemente el riesgo.

Entre el 60% y el 70% de quienes sobreviven a un ACV quedan con alguna secuela que impacta en su calidad de vida. Por eso se insiste en que la prevención debe ser el eje central.

El estilo de vida actual, caracterizado por el sedentarismo y el estrés crónico, también influye. “Estamos viendo más hipertensión, diabetes tipo 2 y obesidad en jóvenes. Todo eso suma”, explican los especialistas.

El aumento entre las mujeres es especialmente notorio en el grupo de 15 a 49 años, donde los casos crecieron con mayor velocidad entre 2015 y 2021. Se barajan múltiples causas: hormonales (como el uso de anticonceptivos o complicaciones durante el embarazo), sociales y de acceso al sistema de salud.

Finalmente, los expertos advierten que es urgente reforzar las redes de atención rápida al ACV, fundamentales para salvar vidas y reducir secuelas. Mientras Buenos Aires ya cuenta con una Red Integral de Atención al ACV, en otras provincias aún falta infraestructura, capacitación y coordinación.

La tendencia es clara y preocupante: el ACV ya no espera a la vejez. La prevención, la información y el acceso a la salud se vuelven herramientas imprescindibles para frenar una amenaza que avanza en silencio entre los jóvenes.

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