«En este tiempo de pandemia pasamos por varias etapas. El primer año, el templo estuvo cerrado y la gente pasaba por el frente pero no podía parar. También había restricciones para circular y la imagen estaba tras las rejas, pero no había acceso a los peregrinos. Dejaban cintas y velas….el año pasado también hubo una misa virtual y los peregrinos sí pudieron pasar al templo con un circuito cuidado que recorría el sector. Este año finalmente, con muchas expectativas, pudimos tener el templo abierto», precisó el padre Adrián Gómez, párroco del Santuario de San Cayetano (151 entre 6 y 7), feliz por haber podido realizar la tradicional celebración como era costumbre.
«Hicimos el rezo de la novena y todo lo que teníamos previsto. El lema que este año nos convocó fue Con San Cayetano dejemos los miedos a la tempestad, trabajando en redes´», destacó el religioso.
«Los primeros nueve días fueron de reencuentros y revivir situaciones que nos tocó atravesar durante la pandemia, y el domingo 7 el templo se abrió a las cero horas como era habitual. No celebramos misa en ese horario por una cuestión de seguridad, pero a partir de las seis de la mañana ya estuvo abierto, con misas en los horarios pares».
La misa de las 10 de la mañana fue oficiada por el obispo Carlos José Tissera, a la que asistió el intendente municipal, doctor Juan José Mussi, junto a varios funcionarios.
En su mensaje, el obispo dejo su reflexión: «Tenemos que acompañar la situación social que estamos atravesando, en una pandemia que de alguna manera continúa, más la crisis socioeconómica de nuestro país y del mundo».
Los servicios de la parroquia fueron los habituales: las bendiciones, la santería, las confesiones, estuvo nuevamente la parrilla y las clásicas tortas fritas con mate cocido. Además, se recibieron donaciones.
«Hubo una nutrida concurrencia desde las 6 de la mañana hasta las 11 de la noche, hora en que cerraron los servicios. No tenemos un número estimativo, pero sí podemos decir que fue constante. El tiempo nos acompañó y eso fue muy lindo. Además, tuvimos una gran cantidad de servidores que hacía tiempo no veíamos», contó el padre Adrián, y cerró: «en este tiempo queremos trabajar para afrontar las distintas situaciones que nos tocan atravesar, todos juntos».
“San Cayetano es un Santo de devoción muy nacional porque une algo que todos necesitamos: pan y trabajo. Esto significa dignidad para todas las personas”, admitió el sacerdote. «San Cayetano es un Santo que en su manera de vivir la fe, de seguir a Jesús, renunció a todos sus bienes siendo un hombre rico. Y para quienes no podían construir sus viviendas, creó un Banco que daba préstamos sin intereses. Siempre tuvo una mirada social, de atención a los más desposeídos”, compartió.
Asimismo, el Padre subrayó: “Nos parece que la manera de enfrentar el individualismo y el egoísmo tiene que ver con este tipo de encuentros porque, más allá de nuestras ideas y credos, tenemos que tejer redes para ir transformando, desde lo pequeño, la sociedad en la que vivimos”.
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