«Durante octubre del año pasado tuvimos una reactivación lenta que fue aumentando durante los meses siguientes, a medida que se iban abriendo las fábricas manufactureras bajo protocolos sanitarios. Dos factores permitieron esta recuperación: la demanda interna y la regulación de las exportaciones. Se ha reactivado positivamente el sector fabricante de maquinarias, el sector de petróleo y gas, y el sector de la construcción que creció un 300 % que, sin dudas, benefició a todas aquellas industrias del acero, aluminio y vidrio, entre otras», indicó el titular de IPA.
«La actividad tuvo un crecimiento interanual del 47 %, este panorama nos da una previsibilidad para el futuro; lo que tienen que hacer ahora las pymes es invertir para aumentar su producción, ser más competitivas y poder exportar», subrayó.
Rosato agregó que las industrias necesitan «financiamiento» del gobierno para garantizar el crecimiento y que no se produzca «un estancamiento».
Además, remarcó: «El sector ha comenzado a producir gracias a las regulaciones del comercio exterior, la aplicación de las licencias no automáticas que controlan las importaciones, entonces esto permitió que muchas pymes comenzaran a producir lo que ya dejó de venir de afuera» y resaltó: «Esto fue posible por el apoyo de las políticas gubernamentales implementadas que permitieron amortiguar la caída que hubiera sufrido la industria en ausencia de éstas».
En su visión sobre el panorama actual de las pymes en Berazategui, el presidente de IPA distinguió: «el funcionamiento activo de los polos industriales» y acentuó: «la recomposición de empresas que estaban desarticuladas entre el 2019 y 2020».
Asimismo, identificó que los rubros más golpeados por la pandemia, son los textiles y el consumo masivo, “afectados sobre todo por la caída del salario y las restricciones al movimiento de personas”. «Hay muchas pymes que necesitan invertir y está faltando el acceso al crédito», advirtió el empresario.
En cuanto al empleo, Rosato dijo que «hay que generar fuentes de trabajo» y también mencionó que desde IPA están impulsando un proyecto para crear un fondo de indemnización y retiro. Según indica la entidad, este financiamiento deberían hacerlo las pymes y el Estado en partes iguales, y una parte «mínima» el trabajador.
«Con esta iniciativa, el empleado que es despedido o que se quede sin empleo porque la pyme quebró puede cobrar su indemnización sin necesidad de hacer un juicio y en el momento que quiera», explicó.
Además, el proyecto propone un «aporte» por los años trabajados. «Más allá de la jubilación, cobraría el fondo que acumuló durante toda su vida laboral independientemente si fue despedido, renunció o se jubiló», especificó.
El titular de IPA afirmó que con la creación de un fondo de indemnización y retiro «se reducirá la litigiosidad y los empleados tendrán un reconocimiento monetario en cualquier circunstancia de interrupción de la relación laboral». Además, aseguró que «motiva la generación de puestos de trabajo» debido a que generará «previsibilidad» a las empresas y a los trabajadores.
Por otro lado, Rosato formuló la importancia de la aplicación del «alta temprana» para certificar la relación laboral entre una pyme y sus trabajadores, de modo de evitar fraudes laborales que beneficien a las empresas o que generen reclamos judiciales artificiales que provocan la llamada «industria del juicio».
«Es fundamental que quede estipulado ante los organismos estatales la relación de dependencia entre una Pyme y un empleado. Con el alta temprana podremos darle transparencia total a la incorporación de un trabajador y eso beneficiará también la empleabilidad y a la sindicalización, ya que se reducirá el empleo no registrado», declaró.
Diferenció también que el proyecto de IPA no tiene que ver con las propuestas de «flexiseguridad» o «Mochila Argentina» que propuso el empresario Teddy Karagozian y que apoyan dirigentes de la Unión Industrial Argentina.
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