Otra triste despedida en los últimos días. Se fue Saverio Terminiello, el creador de la prueba Atlética del «Día del Vidriero»; pero también se fue un vecino de Berazategui que amaba su terruño, un hombre generoso, frontal, honesto y respetable. Sin duda, una pérdida irreparable.
Saverio fue el creador y promotor de la competencia. Después de mucho sacrificio, ingenio y tenacidad, logró que ese certamen sea reconocido, no solo a lo largo de la Argentina, sino también en los países vecinos. Y se convirtió en un orgullo de la ciudad, una de las más competitivas del país, a la que vienen los mejores atletas. Muchos no lo dejaron pasar y aseveraron que este hombre sumamente sencillo, que no corría una cuadra, hizo que el deporte regional estuviera de luto.
En 2019 Terminiello fue reconocido como «Personalidad destacada del Deporte» en el distrito por ser el impulsor y coordinador, por más de tres décadas, de esta competencia que comenzó en el año 1988.
Se corre siempre el segundo sábado de junio, reconociendo a los trabajadores del vidrio cuyo día se conmemora el 11 de ese mes. Él mismo fue obrero de esa fábrica por muchísimos años, hasta jubilarse. Desde el principio Saverio impuso un par de reglas básicas, una de ellas fue que ningún corredor debía pagar para participar, por eso, a diferencia de otras de su estilo, la carrera nunca cobró inscripción, para evitar mezclar el comercio con el deporte.
En el inicio, el gran ciclista Argentino Ríos, ganador de la Doble Bragado, también trabajador de la cristalería Rigolleau, ayudó a Saverio en la organización. Sin mucha difusión, lograron juntar más de 80 atletas. Luego Ríos siguió con el ciclismo y Terminiello se abocó a la Maratón. A partir de allí fue creciendo y afianzándose gracias al empeño de este hombre que recorría otras competencias promoviendo su prueba atlética y ofreciendo incluso su propia vivienda para que los deportistas que venían de más lejos pudieran tener un techo para dormir y descansar.
“Me recorrí media provincia volanteando”, recordaba en las entrevistas. Una de las favoritas fue la atleta olímpica Elisa Cobanea, ganadora histórica con diez ediciones consecutivas y doce en total. Cuando arribaba a Berazategui era una más de la familia.
Con el apoyo de firmas auspiciantes y el propio municipio, comenzaron a otorgar premios en efectivo y regalos de negocios de la zona, además de vajilla con el logo de la maratón. Platos hondos, de postre y playos. Otro año eran vasos o porrones. Así surgió la tradición y en muchos hogares era común encontrar en la mesa familiar esos preciados objetos.
Ronaldo Da Costa, Oscar Amaya, Juan Pablo Juárez, Elisa Cobanea, los uruguayos Néstor García, Cristian Rosales y Nelson y Andrés Zamora, una lista inmensa de hombres y mujeres que pasaron por la prueba y que marcaron un estilo. Además, fueron dejando miles de anécdotas que Terminiello guardaba con orgullo. “Los que vienen del interior se quedan en mi casa, siempre les digo, alguno va a dormir en la percha, pero al final encontramos lugar para todos. A veces me dan alojamiento en la ciudad, pero ninguno quiere ir, prefieren quedarse conmigo y compartir esos días previos, y bueno, nos apretamos y entramos todos”. Así era él, siempre dispuesto.
Cómo comenzó todo
“Me surgió la idea de que Berazategui tendría que tener un gran evento deportivo. Yo había ido a Capital a un teatro, y en la obra dijeron “andate a Berazategui”, como algo despectivo, porque somos la cloaca de la Capital. Cuando lo dijo el actor en el escenario yo le grité : Vos porque no vivís en Berazategui!. Por supuesto que me echaron, pero me quedó un sabor amargo, porque hablaban sin saber que la gente de Berazategui es amable, amigable. Pensá que cuando yo nací no había más de 20 cuadras asfaltadas acá”.
Así pensó en hacer algo que atrajera la atención de quienes no vivían en el distrito y mostrar todo lo bueno que podíamos dar. Y lo logró. Muestra de ese espíritu era la premiación en el Gimnasio Municipal, todos juntos, compartiendo mates, uno de los momentos que la hacían distinta a todas las demás competencias”.
Siempre decía lo mismo: “Llevamos muchas ediciones, pero la verdad, en todas estoy igual de nervioso. Recién cuando se va el último invitado, vuelvo a nacer. Me deja muerto de los nervios por tres días, pero sarna con gusto no pica”. Su esposa Estela lo seguía, lo sostenía y lo acompañaba sin recelo. Ella disfrutaba junto a él. Su familia también participaba a la par. En las últimas ediciones delegó las clasificaciones, ya que nunca se acostumbró a las computadoras, una herramienta sumamente útil en los tiempos que corren.
Luego de ver su desempeño y su compromiso, en muchas ocasiones le habían pedido que organice competencias en otros lugares, pero nunca aceptó, porque Terminiello estaba convencido que la importancia de la prueba Atlética «Día del Vidriero radicaba en el apoyo que le daba la ciudad, los vecinos y el acompañamiento que celebraba en cada edición. Con una largada y llegada con cientos de espectadores y gente alentando a los corredores en toda la extensión.
“A Saverio la carrera lo hace vivir un poco más cada año”, aseguraba Estela. Ni siquiera el año que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente pensó en no participar, hizo el esfuerzo y se recuperó a tiempo para arrancar con los preparativos.
Los papelitos del inicio, la avenida 14 llena de competidores, las largas cuadras del arranque. Una ciudad que se paralizaba durante media jornada y la llegada a puro abrazo… son cosas que jamás se van a olvidar.
Cansado por los años y algunos problemas de salud, en 2019 fue la última, pero solo la pandemia podía detenerlo. Todos los años decía lo mismo, «Es la última….» y siempre lo terminaban por convencer para brindarse un año más.
No hace mucho indicó a la prensa: «Me había propuesto hacer una gran carrera, pero mi idea se superó con creces, ni yo la podría haber soñado de esta manera”. Sin duda la Maratón sin Saverio jamás volverá a ser la misma.
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