Recientemente participaron de la Feria del Libro de Berazategui. «Fue un reencuentro muy emotivo  después de tres años. La última Feria en la que estuvimos fue en el 2019. Y no todos pudimos estar porque hay muchas personas de edad que están con problemas de salud. Durante estos tres años se nos fueron cultores muy importantes para el grupo como Irene y Oscar, que eran el alma del Café. Su partida nos dejó desarmados…», admitió la escritora.

Esta semana algunos integrantes del grupo participaron de una charla brindada por el médico Ernesto Kahan, Premio Nobel de la Paz de 1985, y Visitante Ilustre de Berazategui. Una disertación que realizó en la sede de SADE. El escritor llegó al distrito en abril de 2013 para recibir el primer premio del Certamen Internacional de Literatura que organizó Almafuerte en 2012, donde hubo una gran participación. Vale decir que el acto se realizó en el Museo del Golf. Kahan, que trabaja fervientemente por la paz mundial, es un médico argentino que reside en Israel desde 1976, después de haber sido corrido por la dictadura. Fue memorable su regreso, después de la restauración de la democracia para dar muchas charlas en el país, una de ellas en Senado de la nación, donde dijo que se había ido por la ventana y volvía por la puerta ancha.

Kahan es miembro honorario del Grupo Literario Almafuerte y siempre mantiene un fraternal contacto con sus miembros. 

Ciclo de verano

«Este ciclo de verano será diferente. En diciembre, como es normal, no vamos a festejar el aniversario. Fuimos más de 60 miembros, pero se fue mucha gente de gira. Vamos a ver cómo nos vamos a reinventar, porque no solo hemos tenido muchas bajas por fallecimientos, sino que también la gente está sufriendo mucho por la falta de dinero, por la situación del país. Por eso tenemos que ver cómo comenzamos, la gente en tres años pasó por muchas cosas. Por ahora no haremos tampoco los concursos de verano. Pero sí esperamos que todo aquel que quiera sumarse lo haga. Pasamos momentos muy hermosos y es un lugar donde la literatura cumple un papel fundamental. Creo que hoy más que nunca queremos sumar», invitó Mangione. 

Había nacido en Berisso, en noviembre de 1939, pero luego se trasladó a Florencio Varela, donde vivió casi toda su vida. Su amor por la escritura nació ya de adulto, cuando comenzó a volcar sus experiencias. Fue autodidacta y no por eso dejó de recibir muchísimos premios. Sus escritos eran elegidos por niños y adultos. En ellos sobresalía la sencillez, la calidez y las vivencias propias. Sus libros recorrieron el país y varias bibliotecas escolares llevan su nombre.

Recién a los 53 años presentó su primer obra, «Añoro», que salió a la luz en 1992 con ilustraciones de Ludovico Pérez y Manuel Oliveira, y prologado por el profesor Juan Carlos Lomban. Sus más de 50 títulos tuvieron 80 ediciones que se tradujeron al portugués, francés, italiano, quichua y guaraní. Recorrer su bibliografía es simplemente un placer que nos lleva a encontrarnos con las cosas de nuestra niñez.

Integró la Comisión directiva de la Sociedad Argentina de Escritores de la República Argentina e formó parte de la Comisión de Cultura de la Fundación El Libro.

Entre su bibliografía podemos disfrutar:  «Cuentos para niños de 8 a 108 años» con sus tomos I, II, III, IV, y V, su colección infantil Panchicuentitos, con historias ilustradas para los primeros años es material de lectura en escuelas de todo el país,  como casi todo su material bibliográfico. También lo son «ViVencias», «La Vida en pocas palabras», «Filetfraseando», «Como quisiera», «Simplezas», «Sentimientos» y «En la huella». Con el artista plástico y vecino de Ranelagh Ludovico forjó una gran amistad que los llevó a trabajar juntos en muchas de sus obras.

Colaboró con la Editorial EDIBA en sus manuales de estudio y revistas para docentes de la Argentina y América Latina. Sus charlas y exposiciones se dieron en diversos lugares del país, donde era invitado y reconocido.

Vino a Berazategui en incontables oportunidades, a ferias y charlas donde compartía sus trabajos y sobre todo demostraba que no había edad para comenzar a concretar los sueños. Por todo lo que dio toda la comunidad educativa lamentó su partida.

«Vuela alto amado amigo, para allá vamos todos, pero estoy triste porque te fuiste antes, seguimos teniéndote entre nosotros, en tus hermosos libros, alegrías que contagias y reflexiones que nos llegan al alma», expresó Alicia Cazot, del colegio Bernardino Rivadavia. «Se fue un gran amigo, Pancho Aquino nos dio la oportunidad de viajar por el país junto a sus mensajes, la mayoría de ellos de amor a la vida», escribió en la redes la artista plástica Norma Cistaro. También expresaron su dolor el Rotary Club de Berazategui y la escritora Margarita Mangione, entre tantos otros.

Pancho había sufrido en ACV y fue internado. Alli se contagió de coronavirus y falleció a los 81 años.