En el Mes de la Educación, Ariel López, quien fue durante más de tres décadas Secretario de Cultura y Educación de Berazategui, dialogó con La Palabra sobre los desafíos actuales de la docencia, la relación entre cultura y educación, y dejó un mensaje especial para los educadores.
– ¿Qué huella personal le dejó su paso por la Secretaría de Cultura y Educación en Berazategui?
«Creo que la Secretaría, a través del área de Educación no formal, marcó una época muy interesante en la provincia y en el país, desarrollando un proyecto de escuelas y talleres municipales. En total, tuvimos más de 100 talleres funcionando en distintos centros culturales. También contamos con dos escuelas únicas en la región, como la del vidrio y la de artesanías, además de otras como fotografía y cerámica, que dependen de la municipalidad”.
– Sobre el vínculo entre educación y cultura, ¿por qué considera que deben pensarse de manera conjunta?
“Es muy difícil separarlos, sobre todo en la educación no formal, que está ligada al uso y las costumbres de un pueblo. Se refieren enseguida a la identidad: si vos, por ejemplo, agarras vidrio lo vas a vincular y contextualizar dentro de la historia de Berazategui, lo propio si agarras artesanías. Estas transmiten historias, costumbres y enseñanzas de pueblos que emergieron de distintos lugares del mundo y forjaron su identidad en esas prácticas que reflejaban luego dentro de las escuelas. La Secretaría brinda un espacio para que todos puedan tener la posibilidad de acceder a ellas, que se transmitan y no se pierdan en el tiempo, porque eso es muy importante”.
– ¿Cuáles cree que son los desafíos actuales que atraviesa la educación en Argentina?
“En la educación formal se atraviesa una crisis. Las últimas reformas que hemos tenido a través de los años, no dieron en el clavo para mejorar la educación: se simplificó el acceso, pero sin responsabilidades serias ni mérito, y eso empobreció la calidad. Creo que no le han hecho bien a la educación argentina. Hoy hay más acceso a la universidad, por ejemplo, pero no necesariamente mejor calidad en la formación”.
– ¿Cómo evalúa el acompañamiento a los docentes en este contexto?
“El maestro perdió protagonismo a través del tiempo. No se le dio el apoyo necesario para ser, además de un educador, una autoridad en el aula que pudiera manejar estos tiempos actuales que son tan difíciles. La formación docente ya no es tan estricta y eso desjerarquizó un poco la profesión. Y esto no es bueno ya que el docente tiene que estar preparado y empoderado ante el alumno, para poder manejarse con las herramientas necesarias de acuerdo a las ocasiones, a los tiempos y a la problemática que tiene una sociedad. Y eso lamentablemente no está ocurriendo, no porque el docente no quiera, sino porque muchas veces no puede o no tiene la preparación integral para poder abordar la problemática que llega a las aulas en estos tiempos”.
– ¿Cómo imagina la educación del futuro y qué valores no deberían perderse?
“Hay que volver a jerarquizar la formación docente. El maestro debe estar lo suficientemente capacitado para poder llegar al alumnado. Es muy importante en el ámbito docente, tanto primario como secundario, trabajar mucho con los gabinetes. Hoy todos los problemas que atraviesan a la sociedad, llegan a la escuela y al aula. Pero, si tenemos un docente preparado y con ese apoyo de autoridades educativas, podrá hacerle frente a las problemáticas mejor ubicado y no sentirse solo como se sienten hoy muchos de ellos. Uno siempre tiene el recuerdo de nuestros docentes, que para nosotros eran una autoridad, eran un estímulo, un ejemplo, pero con las problemáticas de estos tiempos, parece que se los arrincona y muchas veces no tienen los equipos ni las armas necesarias para poder afrontar problemáticas. Y eso creo que incide directamente con la formación del alumno”.
– ¿Qué mensaje deja en este mes de la Educación?
“La experiencia que tuve a lo largo de mis años en la Secretaría de Cultura me genera una profunda admiración y respeto hacia los cuerpos docentes con los que compartí más de 30 años de trabajo. A ellos quiero dejarles mi eterno agradecimiento por lo que hicieron en la sociedad de Berazategui, generando pertenencia en los alumnos y formando nuevas generaciones de artistas, artesanos y personas que, de no haber tenido esa oportunidad, quizás nunca hubieran desarrollado ese talento que llevaban dentro. Por otro lado, respecto a los docentes de aula, mi deseo es que vuelvan a contar con las herramientas y los equipos necesarios para estar al frente de la clase, siendo un estímulo, una guía y una contención para las futuras generaciones. La educación es fundamental y no hay educación sin docentes. El docente se entrega con vocación y merece ser respetado, algo que hoy lamentablemente no ocurre”.
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